A finales de octubre de este año pensé en poner yo también un altar en mi casa. Entre que me decidía y no, se me pasó el tiempo y no fue hasta el ultimo día del mes que me decidí a ponerlo y comprar todo lo que me faltaba. Llegando a mi casa, no me detuve hasta que estuvo terminado. El toque final fue por la noche, cuando encendí las veladoras. Y he aquí el resultado:
Dedicado, con todo mi cariño a mis abuelos maternos y paternos, que adelantaron su inevitable cita con el destino. Que descansen en paz.