jueves, 26 de junio de 2008

Y hablando de...

Les decía, pues, que el fin de semana pasado salí de viaje. Iba acompañado de unos amigos de acá, y allá me iba a encontrar con un grupo de aficionados a la fotografía (como yo).

Días antes de irme, vi por encimita las fotos de algunos de ellos, supe muy poco de sus vidas y me aprendí sus sobrenombres. Creo que ellos también sabían muy poco de mí.

Este encuentro me recordó a la infancia (en general) cuando, para empezar una amistad con alguien, no necesitabas saber su nombre ni las cosas que le gustaba hacer ni a qué se dedicaban sus papás ni a qué escuela iba. Simplemente le decías cualquier cosa y en un momento ya estabas jugando con él.

Y así me pasó. Llegué tardísimo a la cita, nos presentamos (ya conocía a uno de ellos) y todo fue reir y reir, empezando por una foto grupal y luego otra y luego una escala muy divertida en una tienda que tenía unas piñatas... y así el resto de la tarde.

En un rato de calma nos sentamos a platicar acerca de lo que hacemos cada uno y de nuestros grupos, pero al principio no fue necesario para vernos con confianza e iniciar nuestra amistad. Así, como si fueramos niños.

Los de Guanajuato

miércoles, 25 de junio de 2008

Confianza

Hace unos días iba yo a salir de viaje y no tenía cámara. Les dije a mis amigos que si alguien tenía una que me prestara. Primero me ofrecieron dos análogas pero como yo (todavía) no le hago a eso, no me animé a aceptarlas.

Después llegó la sorpresa: alguien me ofreció su reflex digital. Me encantó la idea pero no sabía si aceptarla. Soy cuidadoso con mis cosas, y todavía más con las ajenas, con eso no habría problema. Tampoco tendría problema en usar una reflex digital, no tengo experiencia pero sé cómo hacerlo. Lo que me pareció extraño fue que, una persona que no me conoce muy bien ni de mucho tiempo, me confíe algo tan valioso (y no me refiero a lo costoso).

No lo pensé mucho, acepté y la disfruté (ya quiero una así jeje), la cuidé y la entregué. Agradecí el préstamo de la cámara con un recuerdito de mi viaje pero el gesto y la confianza todavía no encuentro cómo agradecerlos :D

miércoles, 11 de junio de 2008

Lluvia vespertina

Entre los placeres de la vida (de la mía, en particular), está el despertar y que esté lloviendo. Ayer me tocó, en la siesta vespertina.

Y todavía mejor, es volverse a dormir para volver a despertar cuantas veces se pueda mientras siga lloviendo jajaja.

Para mí, ayer fue por partida triple ;)

Agua fresca 02