miércoles, 13 de julio de 2011

Domingo

El domingo pasado pensé que las calles se quedarían solas por ser la final del Mundial de Fútbol Sub 17 y, al no ver amenazas de lluvia por la tarde, me lancé al centro de la ciudad para intentar hacer unas compras (no siempre lo logro) y a ver qué encontraba para fotografiar (de eso siempre hay).

Lo primero fue el kiosko de la Plaza de Armas, buscando una buena composición para después tomar una foto análoga.



A un costado de la plaza, había una exhibición de autos.





Algunos antiguos, otros no tanto, pero todos bien cuidados o compartiendo el disfraz con sus propietarios.





Al otro costado de la plaza, estaban unos niños tocando instrumentos hechos con materiales reciclados.



Me metí a una tienda para esperar a que bajara el sol. Me tardé tanto que cuando salí ¡ya estaba lloviendo!

La exposición de coches se diluyó con la lluvia. Los vendedores de paraguas y ponchos aparecieron de la nada entre la gente que estaba refugiada bajo los portales.



¿Y yo? Pues a lo que iba ¡a tomar fotos!





Tarde de lluvia en el centro