– Levántate Cleofas –dijéronle un día.
– No puedo –respondió él, acurrucado en su miserable camastro.
– Pero, ¿por qué no puedes, holgazán? ¡Ya el sol está muy alto!
– Porque estoy criando. Anoche tuve cuatitos.
Y los cuatitos eran dos enormes serotes que calentaba bajo sus cobijas.
Este texto aparece en "Apuntes de un lugareño", de José Rubén Romero, y me dio mucho gusto encontrarlo porque un tío lo contaba como chiste-anécdota hace muchos, muchos años.
Bibliografía:
"Apuntes de un lugareño"
José Rubén Romero
Editorial Porrúa, 1989