martes, 22 de enero de 2008

Invitaciones a desayunar (y sus respectivas desinvitaciones).

La primera, no recuerdo exactamente cuándo ocurrió. Fue a finales de 2006 o principios de 2007. Me pasaron una llamada de la asistente del jefe de jefes de la oficina porque pidió hablar con el licenciado JE (casi nadie me dice así, pero cuando lo hacen, respondo a la primera). Resulta que habría un curso exprés de no-sé-qué-rayos y que el jefe estaba interesado en que yo fuera. Como el curso sería por la mañana, también habría desayuno. Ese no-sé-qué-rayos no tiene NADA qué ver con mi trabajo así que le dije a la asistente quien era yo y cual era mi trabajo. Aun así, me dijeron que sí tenía que ir.

El desayuno era lo único atractivo. Y que fuera (en parte) en horario de trabajo. Porque ni el tema del curso ni el horario me motivaban mucho.

Días después seguía con la duda de por qué tenía que ir yo si el tema ni me va ni me viene, cuando me pasan la llamada de la asistente del jefe de jefes para decirme que había habido un error bla bla bla... Desinvitado al desayuno #1, pues :P

La segunda fue para mi cumpleaños. Resulta que una amiga no asistió a la reunión en mi honor y se sentía culpable y bla bla bla. Tuve una conversación con ella días después, vía mensajes de texto por celular (SMS pa'los que gustan de los acrónimos).

Resulta que le contesté el primer mensaje y dejé abierto el teléfono. Yo no sabía que dejándolo así, no me avisaría de los nuevos mensajes recibidos. Y me envió uno para invitarme a desayunar. Y media hora después, otro mensaje para desinvitarme. Como tardé tanto sin contestar, creyó que no había aceptado la invitación que porque suelo tener esas reacciones cuando alguien me demuestra su cariño, etc, etc. No niego totalmente esto último, pero tampoco me estaba resistiendo al desayuno, solamente no contesté el mensaje porque no lo había recibido aún. Desinvitado al desayuno #2, pues :P

El tercero fue también en Diciembre, en plena temporada de posadas. Alguien de aquí de la oficina vino a mi lugar a preguntarme si yo pertenecía a tal Coordinación. Contesté que sí (aunque trabajo en Informática), y, además, lo confirmamos en el sistema. El caso es que la jefa estaba organizando un desayuno y me invitarían porque, aunque no trabajo CON ellos, sí trabajo PARA ellos. Así quedó. Y en realidad así quedó, porque NUNCA recibí tal invitación, sólo las vi pasar. Las invitaciones fueron impresas en Informática y repartidas a todos los empleados de dicha coordinación, incluso a empleados de otras áreas, invitados especiales de la jefa. Y yo: me di por desinvitado al desayuno #3, pues :P

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